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PERÚ: UN PAÍS MULTILINGÜE ¿ESTAMOS PREPARADOS PARA AFRONTARLO?

Universidad Nacional Mayor de San Marcos E.A.P. Psicología

Sergio Leonardo Rodriguez Casas

Lenguaje y Comunicación

El Perú es un país considerado como multilingüe debido a la insigne cantidad de lenguas que se hablan en su territorio, se reconocen 47 lenguas indígenas u originarias aún empleadas por diversas comunidades, en su mayoría amazónicas. Tras la invasión española a nuestro país se implementó la lengua castellana como lengua estándar, dejando apartadas a otras lenguas, es por ello que aquellas que hoy permanecen adquieren una valoración aun mayor debido a que muestra signos de resistencia por parte de estas comunidades que tienen por finalidad de salvaguardar una parte maravillosa de su cultura, su lengua.


La situación de incomunicación, así como la marginación y desaparición de lenguas y culturas vernáculas (debido a la imposición de la lengua y cultura de los grupos de poder) podría cambiar si se desarrollara una política cultural y lingüística coherente con la naturaleza de nuestro país. Tal política debería contribuir a afrontar y resolver los conflictos culturales, para permitir el conocimiento y la comunicación fluida entre los pueblos y comunidades que conforman nuestro país, así como valorar, desarrollar, difundir y preservar las lenguas y culturas indígenas que se encuentran amenazadas y en riesgo de extinción. (PUCP, 2011).


Ante esta problemática una de las políticas más importantes que se plantea es la implementación de un sistema educativo que ofrezca una educación empleando como base la lengua materna de estas comunidades complementada con la lengua castellana. Pues como se señala en el folleto, la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) proporciona mejores resultados para los estudiantes de estas comunidades quienes generalmente mostraban problemas de aprendizaje debido a la baja comprensión de una lengua con la que ellos no se identifican.


El sentido primordial y último de una política lingüística es hacer que los hablantes lleguen a desarrollarse como seres humanos que hablan, capaces de leer el mundo y de crear sentido y belleza. Hacer que cada hablante habite plenamente su lenguaje y emprenda la aventura de encontrarse con el otro, con el mundo y consigo mismo, constituye un derecho fundamental que toda política lingüística debe garantizar. Tal política no acarrea el empobrecimiento idiomático de los ciudadanos, sino, por el contrario, el florecimiento del lenguaje en toda su riqueza y variedad.


Toda intervención política sobre el lenguaje, en una atmósfera democrática, debiera tender a evitar la intolerancia. La lengua no es un arma para homogeneizar o una camisa de fuerza para oprimir, sino un instrumento que ayuda a crecer en capacidades y derechos, en entendimientos y convivencia social. Se hace imprescindible, hoy más que nunca, repensar la diversidad y llegar a formular qué queremos hacer, en el futuro, con nuestra diversidad lingüística, además de la étnica y cultural. Sobre esa base, una política sobre el lenguaje, el bilingüismo y la educación intercultural bilingüe será más consistente en la medida en que se sepa a qué fines se apunta y se cuente con una conjunción de voluntades. (Juan C. Godenzzi, 2011).


En principio, resulta válida la recomendación de que se promueva el manejo generalizado, por parte de los hablantes, de al menos tres lenguas: la lengua materna, la lengua de una comunidad lingüística vecina, y una lengua de amplio alcance internacional. Y eso porque de ese modo se cubre un espectro realmente global sin olvido de lo local. Así, por ejemplo, un peruano hispano-hablante, además del desarrollo de su lengua materna, debiera adquirir una lengua originaria, como el quechua, que le abra a la riqueza de la cultura andina; y una lengua, como el inglés o francés, que le posibilite transitar por otros circuitos de gran amplitud.


Queda claro que la inclusión de esta política educativa aún se encuentra en un proceso inicial de consolidación para afrontar este desafío a largo plazo. Sin embargo, centrándonos más en lo se evidencia hoy en día, existe una realidad no muy agradable. Muchas personas de las comunidades que emplean una lengua distinta al castellano, por lo general, se adecúan únicamente a su lengua materna; impidiendo de alguna manera que estas tengan acceso a los diversos servicios o posibilidades sociales que aquellos que sí dominan la lengua castellana.


De alguna manera, lo mencionado en el párrafo anterior muestra un tipo de exclusión social hacia estas comunidades, lo que a su vez provoca que estos grupos sigan siendo marginados y estereotipados como «ciudadanos de segunda categoría» (Alan García). Al mismo tiempo esto arraiga la problemática de la incomunicación entre ciudadanos, muchas veces las interacciones entre personas que hablan en castellano y aquellos que no lo hacen resultan laberínticos y muchas veces no permite una correcta interpretación del mensaje dado por el emisor; incluso es lamentable afirmar que esto también ocurre en los servicios que ofrece el estado, como el de salud.


En conclusión, el Perú es un país caracterizado por su amplia gama de lenguas las cuales deben ser reconocidas y valoradas como parte de nuestro patrimonio histórico-cultural. Tanto el Estado como los ciudadanos tenemos el deber de promover el habla de estas lenguas para que la valoración esperada sea posible. Y siempre recuerden «Yo creo que un hombre, puede hacer la diferencia» (Stan Lee).

Referencias bibliográficas:


1. PUCP. (Agosto, 2011). Lineamientos de política de educación bilingüe intercultural. Recuperado de: http://red.pucp.edu.pe/ridei/files/2011/08/851.pdf


2. Juan C. Godenzzi. (2011). Globalización, multilingüismo y educación: el caso del Perú. Recuperado de: https://www.oei.es/historico/cultura2/god.htm

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1 Comment


El ensayo realizado tiene un título atrayente y el tema planteado resulta interesante y muestra el presente de nuestra sociedad, respondiendo a las preguntas formuladas por el mismo autor. Sin embargo, contiene una estructura un tanto desordenada, algunos errores ortográficos y en la conclusión no se aprecia una síntesis total de lo desarrollado. Con respecto a las ideas propuestas a lo largo del ensayo, podemos comentar que es muy cierta la necesidad de políticas lingüísticas que se adapten a nuestro país pues, al ser este tan diverso, nos acercarían a una mejor comprensión cultural y humana.

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